miércoles, 29 de diciembre de 2010

Whistle


Increíble. Creo que es una buena palabra para definir este momento. Porque parece que me siento viva en mucho tiempo, y que la tristeza se ha marchado un rato a pasear, pero esta vez sin mi. Creo que además hoy me siento sorprendida. Y esta sensación me gusta, ya lo creo, hace sol, mucho sol.
Anoche quizás me sentí un tanto inquieta, llegué a casa de capa caída. Me sentí abrumada por lo que había percibido. Recibí un empujón, un nuevo soplo de aliento. Si tan solo todas las noches tuvieran matices como esa, fueran así de inspiradoras.
Porque las necesito, creo que algo como esto es lo que andaba buscando, divagando de allí para acá sin encontrar respuestas a preguntas que quizás ni me llegué a formular. Y como decía mi querido amigo de http://ausente-dmk.blogspot.com/, la incoherencia, ¡eso es! A mi me gusta ser incoherente, me gusta desvariar. Porque siempre hay algo que decir, siempre tenemos algo que decir, el como y el porque forman parte del escenario, pero están al fondo, no son el motivo, ni lo que debemos buscar.
Porque ayer, yo también me sentí muy muy pequeñita, más bien, insignificante... Pero hoy, no sé si la luz del sol está iluminando algo en mi cabeza pero hace que me sienta bien, hace que no me sienta como estas últimas semanas. Así pues... hoy me apetece correr, desaparecer entre los rayos del sol... Y aprender, escuchar, dejarme llevar, sentirme pequeña para ir creciendo cada vez más. Porque de eso se trata, de crecer, a todas horas, de ser cada vez un poquito más grandes, de empezar desde cero.
La música, también me acompaña ahora, entra por mis oídos y recorre mis sentidos, Love of Lesbian hace bailar mis dedos hoy por el teclado de forma frenética, también me arrancan una leve sonrisa...
No sabía en realidad lo que quería plasmar, por eso dejé de pensar, y me callé hasta esta mañana. Siempre me arrojan más claridad las mañanas que las noches, a pesar de que estas últimas son las elegidas para dejarme caer. Así pues mejor me vuelvo a callar, porque el silencio a veces me dice más de lo que los demás creen no escuchar.

Si me lees, Diego, he de agradecerte tu entrada otra vez, me ha servido para ordenar un poco mis ideas y para saber que es lo que quería decir.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Unrest...silence.


Los sentimientos... son algo infinitamente complicado. Es algo que no podemos ignorar, todos hablamos de lo bonitos que son y bla, bla, bla... pero ¿de verdad te has parado a pensar alguna vez en lo horrible que puede llegar a ser sentir? Tanto como horrible... más bien, es el desasosiego que producen.
Si, a mi me da miedo cuando cambian, cuando son nuevos, cuando nacen de repente, cuando empiezo a sentir.
O el vacío que se siente cuando alguno se marchita, cuando se va muriendo, cuando se retuerce de dolor y por ello sienten la imperiosa necesidad de desparecer.
Y... es eso, el miedo, indefectiblemente presente en cada uno de nuestros movimientos.
Es algo a lo que nunca acabas de acostumbrarte. Es raro, si raro; Que a diferencia de las olores, o los sabores; Las sensaciones, aunque sean del mismo tipo, nunca, nunca son iguales.
Incluso la felicidad... que raras veces se siente, nunca es igual, sobretodo porque siempre viene para quedarse por poco tiempo. Es tan fugaz.
Cuando se van.. cuando vuelven, cuando están hoy y mañana no. Entonces parece que no sabes ni lo que sientes, ni es tristeza, ni es dolor, pero tampoco eres feliz, ni tienes ganas de reír ni de llorar. Ni siquiera es fácil encontrar las palabras adecuadas para definir tal estado, y la hoja te mira, en blanco, y tú la miras, pero el bolígrafo no es capaz de hacer ni un grácil movimiento, ni de expresar lo más mínimo.
Entonces por un momento te callas, por un instante dejas de pensar en lo que está pasando por tu cabeza. Dejas la revolución ahí arriba. Y ahí está la respuesta...
¿Qué es lo que queda entonces?
-El silencio. El infinito sonido del silencio abismal.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Loneliness


Sentirse solo no siempre tiene una explicación. Ni un porqué. Pero a veces, es totalmente inevitable. Sientes que estás rodeado de gente, pero dentro de ti sientes un vacío, aterrador. No sabes donde te vas a agarrar, es como una caída libre desde un acantilado, pero involuntaria.
Es posible que sea algo pasajero, mayormente suele serlo.
Pero es... diferente. Es un poco complicado. Es como que sientes que los demás no te aprecian suficiente, como un pequeño vacío. Como si sintieras que te falta algo.
Es una sensación que de vez en cuando nos atormenta, y ahora que se acerca el fin de año es inevitable ponerse a pensar en todo aquello que hemos vivido, aunque quizás sobretodo en aquello que no hemos vivido... Y este es extrañamente el año que más fugaz se ha ido.
Y aunque los años pasen sin pena ni gloria, dentro de nosotros si que están creciendo cosas, que están cambiando, y que quizás simplemente todos ignoremos.
*And sometimes... You can feel loneliness in your heart, or you can feel fall slowly over time*

lunes, 20 de diciembre de 2010

Insomnia


Los días se escurren entre mis dedos con fragilidad, consumí el tiempo caprichosamente y el reloj, anoche se paró. Pero yo voy al contrario de lo que marcan las agujas, yo siempre escojo el camino tortuoso, donde las noches no son más que un pedazo alargado del día sumido en la oscuridad.
Otra noche sin dormir... otra noche que no sé donde me llevarán mis pensamientos.
Otra noche de tristeza, con ratos de alegría, y sobretodo, desesperación, la lucha con las sábanas no ha hecho más que empezar, y cuando por fin me venzan, Morfeo vendrá a por mi.
Mientras tanto, prefiero esperar entre ellas, esta noche prefiero rendirme, mis ojos parecen desorbitados pero yo estoy cansada, mi cuerpo podría pasar la noche en vela sin el más mínimo atisbo de somnolencia, pero yo, yo necesito dejarme al mar, eso es, el vaivén de las olas me relaja, su movimiento es la mejor sensación del mundo, son capaces de relajar hasta la peor de las incertidumbres.
Así pues, marcho hacía la gris playa, esa playa solitaria que últimamente frecuento tanto y me acoge como si fuera su única señal de vida.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Nothing


Será que me siento un poco triste por lo que me he sentado en esta orilla a respirar. En la playa. Y aunque hace frío, me gusta sentir el olor del vaivén de las olas, su acogedora melodía y su efecto calmante.
Me he cansado de estar sentada en la arena, lo peor será cuando tenga que deshacerme de sus restos. Paseo, respiro, siento, este aire realmente me llena los pulmones sin hacerme daño. Y la verdad, me gustaría vagar por aquí no el resto de mis días pero si gran parte de ellos. Aquí no hay nadie, apenas estamos el cielo, la tierra, el mar y yo. Y no me juzgan.
A veces para estar triste no se necesita un motivo, o un porque, es que los días son grises y si el sol no ha querido salir nadie lo puede explicar. Igual que en las películas, mientras aparentemente brilla el sol, una estrepitosa tormenta se enamora de ti y te persigue allá donde vas.
Pero esto... ésto es mi particular paraíso, la brisa fresca, la tranquilidad, aunque todo está gris, ya no me siento igual, porque estar solo a veces puede ser una auténtica salvación. Porque cuando te sientes incomprendido, tu burbuja de espacio vital se expande demasiado, es decir, te molesta todo aquello que te rodea. Pero esto... esto es maravilloso, el cielo es gris si, pero no hay nubes, ni hace frío, ni calor, ni hay gente, ni estrés, ni vida, solo hay lo que yo necesito en este preciso instante, nada.
También a veces, somos complicados a morir, y aunque digan que solo utilizamos a penas el 10% de nuestra materia gris, de repente todo se pone al revés, utilizamos el 90% restante para sufrir, luchar incansablemente y finalmente deprimirnos... Además del ya conocido insomnio que esto produce, cosa que estoy sufriendo ahora, a las dos de la mañana de este extraño miércoles, ya jueves...
La playa, por un momento me olvidé de donde estaba, estaba empezando a agobiarme, y el estrés, no tiene cabida en este lugar. Ahora ya no hay ni cielo, ni mar, ni tierra ni yo, se desvaneció todo a medida que me iba olvidando del mundo, y ahora... ni hay mundo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lost time


La cabeza parece que me va a estallar, soy incapaz de hacer otra cosa en este momento que no sea respirar y deslizar los dedos por el teclado. Empieza a oscurecer y la única luz de esta habitación es la que desprende la pantalla y los poco rayos de sol que le queda a esta corta tarde de invierno. Y hace frío, la estufa se haya inerte en un rincón, me resguardo un poco con un enorme abrigo que mi madre dejó tirado en la butaca de la sala.
Así es que aquí estoy sin hacer nada, sin oír nada más que las canciones al azar que me proporciona la lista de reproducción del Spotify. Shit... esa estúpida publicidad acaba de interrumpir mi hilo de tranquilidad, dejadme en paz de una vez, no pienso pagar una cuenta premium, soy feliz con la que tengo...
Por donde iba... ah si. El caso es que debería estar buscando información sobre el magnífico de Jim Carrey y elaborando un grandioso Powerpoint, reuniendo fotos y aprovechando el tiempo de esta tarde de domingo. Supongo que si este estridente dolor de cabeza no cesa continuaré malgastando el tiempo hasta que llegue la hora de marchar a la capital, cena, ducha, dormir temprano y despertador tocando a las siete de la mañana. Cuando el leve sonido del despertador me saque a patadas de mis turbios sueños me aborreceré, aborreceré la pereza que está provocando el efecto de la cerveza ingerida la noche anterior. Lo sé, es extraño, siempre digo que no me gusta la cerveza y al final acabo viéndola por todas partes, además, ¿quién narices dijo que la cerveza no conllevaba resacas tan molestas?
Me he decidido a encender la luz, la ausencia de un mínimo de luz estaba atribulando mis pupilas y este punzante dolor se empezaba a acentuar. Además, mi madre acaba de aparcar el coche en la puerta, se asustaría de verme a oscuras y con esta cara de demente, su voz, me taladraría los tímpanos, porque es su tono natural.
Estoy empezando a deprimirme, el invierno convierte mis emociones es una montaña rusa y si anoche rebosaba alegría por los cuatro costados, este domingo se ennegrece por momentos. Sigo dándole vueltas a lo que fue de este blog, ¿porqué he cambiado? Hay algo en mi que se ha ido al carajo y no sé que es. Porque las palabras ya no fluyen de mi como antes, era capaz de dejarme llevar hasta el punto de que parecía rozar el rocío del césped con mis dedos mientras pensaba recostada en lo alto de una colina. Era capaz de transmitir tantas cosas, de expresar con más o menos incoherencia y enamorarme una y otra vez de la vida. Pero ahora... ahora no queda nada, el mar de rosas que había en mi interior a comenzado a marchitarse, y sé que sólo yo tengo la solución. Hasta entonces, me armaré de paciencia y seguiré dejando que las olas de este mar de escasa inspiración me bamboleen de un lado a otro hasta llegar a alguna orilla...

lunes, 6 de diciembre de 2010

Defects and Disadvantages


Solía darle demasiada importancia a todo, de hecho, es algo de mi que sigue impasible con el tiempo. No es algo de lo que pueda sentirme extremadamente orgullosa... a nadie le gusta el sufrimiento extra. Es lo que conlleva pensar demasiado; aunque no hay negro sin blanco, a ello también podría agradecerle en cierto modo, momentos como este, y como muchos otros, aunque la mayoría carezcan de razón o coherencia.
Incoherencia, abstracción, me gusta lo indescifrable, lo irracional de las cosas, de las personas, de sus vivencias. Eso es lo que más me gustaba de las palabras, era como escribir con tinta de limón, es decir, están ahí, eso es innegable, pero no todos tienen la capacidad de saber leerlas.
Y no es otra que esa la intención, ¿acaso he de escribir para que me entiendan? Que más da, si de todas formas uno de mis tantos defectos solía ser la expresión, siempre tengo mucho que decir, siempre quiero expresar al mundo mis inquietudes, y a menudo no encuentro los términos adecuados. Y al final, soy la única espectadora de mi propia actuación en el teatro de la vida.
Los demás, desgraciadamente siempre influyen en nuestras vidas. Por mucho que queramos negarlo, nosotros no somos sociedad, la sociedad nos hace, con lo cual, tengo que reconocer que en ese escenario, en el que no hay luces, ni sonidos, van apareciendo otras ánimas, iguales, porque en el fondo, nos diferimos en cosas muy puntuales. Y si, lo que quiero decir es que hasta para la más mínima necedad necesitamos de lo ajeno. Cuando alguien dice que no necesita a nadie para vivir, en el fondo sabe que se está engañando a sí mismo... Porque yo, como todos, tengo algo o alguien en quien creer, depositar confianza, amor, y una serie de valores emocionales que nadie quiere reconocer, que están en infinita decadencia y todos preferimos ignorar.

*Me pregunto porque mis palabras siempre desembocan en el mismo lugar y soy incapaz de encauzar la fluidez de mis pensamientos*

[Mi querido blog, querido paño de lágrimas, de sandeces y otras locuras, siempre habías sido para mi una hoja en blanco sobre la que escribir, pero desde hace poco habrás notado que ya no escribo sobre ti, sino en ti, de alguna forma inexplicable mi brainstorming ha ido convirtiéndose en una especie de diario abstracto, la prosa poética y demás adornos han ido cayendo junto con aquella caja de mariposas que siempre nombro y que parece estar en un profundo coma. En fin, en realidad no sé si he querido decir algo o mis simplemente me he dejado llevar por mis conexiones cerebrales, que en complot con mis manos, han dejado una huella más aquí...]

viernes, 19 de noviembre de 2010

Lie for survive...

Anoche me fui al sobre un tanto inquieta, un tema asaltaba mi mente y las ideas caían en forma de lluvia estrepitosamente, como solemos llamar en prácticas de redacción, sufrí un brainstorming.
O más bien una discusión interna. Además, debatía sobre la verdad. El punto donde dejamos de ser sinceros, y el límite en el que termina el silencio y comienzan las mentiras.
Como todos sabemos las mentiras tienen las piernas bien cortas. Aunque hay muchas clases de ellas yo me vengo a referir a las mentiras-escalera, aquellas que nos elevan, nos ayudan a sobrevivir y a saltar los obstáculos con los ojos cerrados, que no pasarlos.
El porqué de ésto no es más que una conversación que mantuve aquella noche. Íbamos hablando sobre ciertos temas que no vienen al caso, cuando dejamos en el camino al miembro que nos acompañaba, es decir, quedábamos dos. Cual fue mi sorpresa que negó lo que había dicho delante de aquesta persona para sincerarse conmigo, al haber sido sorprendida esta persona por mi natural espontaneidad, sinceridad. Y me estuvo contando, que su falsedad no se debía más que a un escudo, por temor miente, y mentimos todos. Siento excluirme de ello, porque yo me hallaba en la misma situación y no vi la necesidad de ser lo que no era. Me decía que tenía miedo al rechazo otra vez, ¿porqué? ¿por ser algo determinado o tener una característica, cualidad o cualquier otro rasgo de nuestra naturaleza? Le dije que no importaba, ya que se había sincerado conmigo y entendí sus motivos. A nadie le gusta arriesgarse a que los demás no nos acepten, así es la sociedad.
La verdad cuando regresaba ya sola por la calle, el reloj marcaba las dos de la mañana. Y me sentí extraña, me sentí diferente al resto, como siempre, me sentí como en un mundo aparte. Yo podía entender su situación, pero no acaba de entender el porque se sorprendió de sobremanera cuando yo no repuse en decir mi verdad. ¿Acaso tengo que ocultarme para que los demás no me señalen?, ¿pero en qué mundo vivimos? Lo siento, yo no voy a sucumbir, si el resto del mundo me va a tachar por ser algo que está en mi naturaleza, por no hacer las mismas cosas que hacen todos con 19, 20 o los años que sean, entonces moriré en este desierto de hipocresía con la esperanza de que en algún lugar los demás no sean tan diferentes a mi y mentir para sobrevivir solo sea cosa del resto.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Clouds in my mind

Me gustaría contar con los d e dos de una mano las interminables noches que he perdido mirando el techo, buscando que sé yo. Es relativamente imposible.
Reflexionando en uno de esos turbios espacios temporales de mi vida, decía que podemos a llegar a ser infinitamente patéticos, hasta el punto de intentar engañarnos a nosotros mismos, como si fuéramos dos, ¿en qué cabeza cabe semejante atrocidad? Por desgracia, en la de todos. Me incluyo por supuesto. Estamos irremediablemente destinados a ser hipócritas hasta aburrir.
El caso es que mi libreta sigue en blanco, los libros acumulan polvo en mi estantería y yo sigo más vacía que las noches de verano. Sé donde puedo retomar lo que dejé, pero el caso está en que no sé cuando quiero regresar. Tal vez yo sola no puedo.
Sigo mi incansable búsqueda de la exigencia con el ser humano. Veo como la gente de mi alrededor es feliz con lo que la vida le presenta, y yo sin embargo no hago más que luchar con todo aquello que es obvio y parece tan... típico. Sé que quizás soy un poco diferente, y que quizás no todo el mundo se da cuenta, por ello que quien me busca no sabe encontrarme. No busco la perfección, busco algo diferente, alguien que sea capaz de entender que dicen estas líneas y que busque comprender, saber y que su vida se base en sus propias inquietudes.
No lo exijo, por naturaleza lo necesito. Todavía no ha llegado quién sepa mirarme a los ojos, y aunque así lo creí, ahora pienso que vuelvo a ser invisible, porque yo sé donde está lo que busco, pero la realidad es bien distinta, lo que busco, nunca sabe que puede encontrarme. Y al final, caigo en el mismo círculo vicioso del sufrimiento y la ignorancia.

martes, 16 de noviembre de 2010

Lo irreal

Esta mañana cuando he despertado he tenido que batallar con lo que estaba soñando, porque siempre que mis ojos se abren a la realidad, mi cerebro sigue anclado en el subrealismo que conllevan los sueños; es tremendamente complicado para mi escindir realidad y sueños nada más despertar.
De hecho, he despertado con la cara un tanto húmeda, no había tenido una pesadilla pero si había soñado con la tragedia y el amor más allá de la muerte, algo que mis lágrimas delataban.
...Al principio parecía un día más de mi vida aquí en Murcia, pero las calles no eran iguales, el piso donde vivía tampoco, era todo como más antiguo, más sofisticado, como si de Toledo se tratase, por poner un ejemplo. Algo que también era inusual era venir aquí, yo estaba en mi casa y nos íbamos en el coche de mi primo. Y como es habitual de mis sueños, más que una película parecía un fotograma, porque son pequeños retales donde pierdo información por el camino. Así pues aparezco de repente en el balcón de dicho piso, asomada por la ventana respirando el aire fresco de la mañana, no había nadie más que yo. De repente, otro cambio inesperado, y aunque aparezco en el mismo lugar ya no soy la misma, ya no me pueden ver, ni oír, ni tocar, ya no tengo piel y de mi solo quedaba un espectro. Había muerto, extrañamente, porque para variar había ocurrido de golpe, me había perdido mi propia muerte. Lo que si podía sentir era como un turbio dolor en el pecho, más que morirme yo, sentía que se habían muerto todos, porque yo ya no existía para nadie; Así que me dispuse a vagar por las calles, esquivando a las masas de gente que transitaban las aceras, y me llamó la atención una persona, porque fue la única que descubrí mirándome a los ojos. ¿Cómo?
Intenté volar, típico de fantasmas, y para mis sorpresa parecía más bien una gallina, el vuelo era patético, pero de alguna forma conseguí llegar a Bullas, y no sé como, aparezco en La Rafa. Allí me encuentro con mi tío, que también sorprendentemente ¡me mira!, y me habla, loco de emoción marca su móvil y me hace hablar con mi tía, alucinado porque yo estaba, a sus ojos, viva. Me costó coger el móvil, porque no era más que polvo blanco con aura azul brillante, y me costaba hablar con él y con mi tía, ya que supuestamente yo estaba en otra dimensión, en otro mundo o como queráis llamarlo. Mi tía me hablaba de forma extraña, como si estuviera medio muerta, supongo que no se creía estar hablando conmigo, pero sí.
Otro flash, ya no estoy en La Rafa, estoy en mi casa, en mi cocina, y mi madre está partiendo un pollo, como es habitual. Cabizbaja, de mirada perdida y desganada, porque yo no estaba. A su espalda dije: "Mamá, estoy aquí". Ella no se giró, siguió su tarea y entabló conversación conmigo como si estuviera loca, creyendo que su dolor le había provocado alucinaciones. Yo le pregunté: Mamá, ¿por qué me he muerto?. Ella respondió: "En Murcia, ibas a cruzar, el semáforo en verde, y te atropelló un camión". Se me hizo un nudo en la garganta, casi podía palpar su profundo dolor, y eso hizo mi dolor en el pecho mucho más abismal, el amor y el dolor que nos procesábamospodía traspasar las paredes, y hasta mi transparente aura. Y así, de improviso ocurrió algo maravilloso. Ella me construyó, lo que ella desprendía hacía mi ¡Me estaba convirtiendo en carne y hueso! Y por fantástico que suene, el amor me volvió a hacer persona, volvimos a abrazarnos para no separarnos nunca.
Y mis lágrimas, por eso corrían esta mañana, y corren ahora al recordarlo, porque yo no sé vosotros, pero mis sueños son tan reales que todavía puedo sentir todas esas sensaciones, desde el dolor hasta la forma en que cogía el móvil o como era mi tacto, frío, transparente e incluso desprendía un olor apacible, como colonia.
Todavía puedo respirarlo, todavía puedo decir que sigo atrapada en ese sueño.

martes, 9 de noviembre de 2010

If through the glass you can see that I'm sinking

Es increíble como, irremediablemente, en ocasiones puntuales de nuestra vida la felicidad más que inalcanzable parece dependiente, podemos depender de un solo ser, de hechos aislados, de situaciones que carecen de explicación; y somos capaces de perder el control sobre nosotros mismos.
Lo sorprendente de todo ésto, a mi parecer, no es el porqué sino de qué manera. Es decir, ¿puede parecer realmente inexplicable que nuestro estado de ánimo, nuestra felicidad y nuestra forma de vivir los días se vean alterados por alguien que quizás apenas conocemos, sabe de nuestras inquietudes o ni siquiera forma parte
de nuestro alma? Que está ahí pero te da la sensación de que no está para ti.
Aunque esta pregunta pueda parecer obvia o demasiado compleja yo me la repito de forma constante antes de entrar en fase REM cada noche. Ya no sé si me cuesta conciliar el sueño porque mi colchón no ayuda o porque mi actividad cerebral irrumpe mi calma. Lo peor es que cuando por fin consigo perderme de la realidad aparezco en el mismo punto donde dejé mi discusión interna. Lo "bonito" digamos del sueño es que las preguntas se desvanecen y en cada imagen aparece el mismo rostro, las imágenes aparecen como flashes. Más que sueños mi subconsciente recoge todo aquello que mi mente trabaja consciente e inconscientemente durante el día y me bombardea de noche.
En fin... ya no sé que es peor, si estar en sueños o en la vigilia. Porque en ninguno de los dos tú y yo somos uno. Cuanto más grande eres tú más pequeña me hago yo. Cuanto más brillantes son tus sonrisas y tus ojos de mar, más insignificante me hago yo.
Tú siempre estás, y yo... yo nunca estoy.

martes, 2 de noviembre de 2010

Drift


Los árboles empezaron a desnudarse antes de que me diera cuenta, la hojarasca se acumulaba por todas partes y tampoco lo vi. Pero hay algo que si que echo en falta, la lluvia, necesito sentir el frío en mis huesos de nuevo, por lo menos para no sentirme tan fría en comparación con el resto de mi cuerpo.
Tengo frío, ahora. Porque otoño es ahora, la tristeza, la melancolía y el corazón encogido son las señales que me envía la naturaleza, no los árboles y sus hojas...
Todavía estoy esperando a las mariposas, espero ese polvillo que desprenden sus alas, eso que es lo que necesitan ellas para volar, yo también lo necesito, y todos los días intento recobrarlo, pero no sé porque no puedo.
Y no está tampoco él, definitivamente vuelvo a ser un desierto, en frío. Porque no está él, pero ni él ni nadie, porque al fin y al cabo... ¿Quién es él?
Y como en todo, perderé la esperanza, y me dejaré caer. En el apacible movimiento de las ondas del mar, en sus frías manos, dejaré de pensar, me dejaré arrastrar y olvidaré hasta mi nombre.

domingo, 24 de octubre de 2010

Maybe..

La noche es fría y en aparente calma. Noche, extraña de hecho, vacía.
Echo de menos tantas cosas.... la hojarasca dejó de amontonarse en un rincón, las calles de Barcelona y sus personajes parecen estar ahora tan lejos como si un siglo hubiese pasado. Echo de menos los libros llenos de mariposas para mi cajón, que sigue sin mostrar vida alguna.
Aunque por encima de toda desesperación, echo de menos algo más importante. Quizás el tiempo pasa más rápido de lo que yo siento, los días se hacen interminables y su peso se acumula en mi como el polvo de los años. Mis ojos inescrutables parecen haberme alejado de ti de alguna forma. Qué más me gustaría a mi que dejaran de rehuirte y respondieran a los estímulos de mi corazón, decirte que en un tiempo no tan lejano yo ya te amaba...
Que historia esa, curiosa quizás, dolorosa para mi. La amabas tanto. Te mentía tanto. Y yo siempre en la distancia. En silencio. Torturándome minuto a minuto por haberte amado y no haberla degollado a ella. No lo sabes. Pero no pasaría mucho tiempo de haberse roto en mil pedazos mi pobre corazón al conocer tal historia, cuando el tuyo cayó detrás como un meteorito. Ahí quedaron los dos, destrozados, el mio observándote desde el suelo y el tuyo cegado por un cristal opaco con su nombre.
Y ahora... Ahora las manecillas del reloj giran en otra dirección. Ahora volvimos a reencontrarnos, y sin hacer el más mínimo ruido mi corazón ha vuelto a la rutina, vuelve a amarte ¿sabes? aunque tú eso nunca lo supiste... ¡volví a enamorarme! de la misma persona pero de diferente forma. De lo más profundo de ti, de tus dudas, de tus desconsuelos, de tus incansables miradas, de tu ahora ausencia. Sabes.. eso es lo que más echo de menos ahora. Los días de esta maldita semana, que desembocan en ausencia de nuevo, te echo realmente de menos.
Aquella noche de sábado de hace siete días, tus ojos se deshojaban, los míos... te miraban cuando los tuyos descansaban... no lo sabes, pensaste demasiado rápido a mi parecer. Tu corazón está magullado, lo sé, créeme que lo sé, sé más de ti que tú mismo, no creas que no te conozco.
Decías de posibilidad, yo te digo simplemente que aquí estoy de nuevo, y que ojalá esta vez lo sepas ver.
O quizás... quizás realmente no sé de ti un carajo y solo soy una idiota escribiendo sandeces.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Flee

Huyamos.
Vayamos a donde el sol no se esconde nunca, donde los ríos no desembocan y el viento susurra entre las hojas de los árboles en cada atardecer.
Allá donde no hay más que tierra, cielo, el cantar de los pájaros y el bullir del agua. Donde el mar no es otro que tus ojos.
Donde los sueños sí se hacen realidad, y el amor se puede tocar, se puede oler, se puede oír, se puede ver y se puede saborear.
A tierra de nadie.
Vayamos, olvídate del resto, corramos, un viernes y volvamos un domingo, escapemos al mundo.
Huyamos.
Don't be scared, I don't be scared...

lunes, 11 de octubre de 2010

Missed

Dónde está esa caja llena de mariposas que cada vez que abría me regalaba un nuevo soplo de aliento. Llevo meses abriéndola y no encuentro mas que restos de polvo. Echo profundamente de menos aquellos tiempos de palabras, de arte humilde. Mi corazón parece haberse quedado seco y obsoleto. Carente de emoción, carente de amor y frío como el hielo.