jueves, 16 de diciembre de 2010

Nothing


Será que me siento un poco triste por lo que me he sentado en esta orilla a respirar. En la playa. Y aunque hace frío, me gusta sentir el olor del vaivén de las olas, su acogedora melodía y su efecto calmante.
Me he cansado de estar sentada en la arena, lo peor será cuando tenga que deshacerme de sus restos. Paseo, respiro, siento, este aire realmente me llena los pulmones sin hacerme daño. Y la verdad, me gustaría vagar por aquí no el resto de mis días pero si gran parte de ellos. Aquí no hay nadie, apenas estamos el cielo, la tierra, el mar y yo. Y no me juzgan.
A veces para estar triste no se necesita un motivo, o un porque, es que los días son grises y si el sol no ha querido salir nadie lo puede explicar. Igual que en las películas, mientras aparentemente brilla el sol, una estrepitosa tormenta se enamora de ti y te persigue allá donde vas.
Pero esto... ésto es mi particular paraíso, la brisa fresca, la tranquilidad, aunque todo está gris, ya no me siento igual, porque estar solo a veces puede ser una auténtica salvación. Porque cuando te sientes incomprendido, tu burbuja de espacio vital se expande demasiado, es decir, te molesta todo aquello que te rodea. Pero esto... esto es maravilloso, el cielo es gris si, pero no hay nubes, ni hace frío, ni calor, ni hay gente, ni estrés, ni vida, solo hay lo que yo necesito en este preciso instante, nada.
También a veces, somos complicados a morir, y aunque digan que solo utilizamos a penas el 10% de nuestra materia gris, de repente todo se pone al revés, utilizamos el 90% restante para sufrir, luchar incansablemente y finalmente deprimirnos... Además del ya conocido insomnio que esto produce, cosa que estoy sufriendo ahora, a las dos de la mañana de este extraño miércoles, ya jueves...
La playa, por un momento me olvidé de donde estaba, estaba empezando a agobiarme, y el estrés, no tiene cabida en este lugar. Ahora ya no hay ni cielo, ni mar, ni tierra ni yo, se desvaneció todo a medida que me iba olvidando del mundo, y ahora... ni hay mundo.

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