martes, 2 de noviembre de 2010

Drift


Los árboles empezaron a desnudarse antes de que me diera cuenta, la hojarasca se acumulaba por todas partes y tampoco lo vi. Pero hay algo que si que echo en falta, la lluvia, necesito sentir el frío en mis huesos de nuevo, por lo menos para no sentirme tan fría en comparación con el resto de mi cuerpo.
Tengo frío, ahora. Porque otoño es ahora, la tristeza, la melancolía y el corazón encogido son las señales que me envía la naturaleza, no los árboles y sus hojas...
Todavía estoy esperando a las mariposas, espero ese polvillo que desprenden sus alas, eso que es lo que necesitan ellas para volar, yo también lo necesito, y todos los días intento recobrarlo, pero no sé porque no puedo.
Y no está tampoco él, definitivamente vuelvo a ser un desierto, en frío. Porque no está él, pero ni él ni nadie, porque al fin y al cabo... ¿Quién es él?
Y como en todo, perderé la esperanza, y me dejaré caer. En el apacible movimiento de las ondas del mar, en sus frías manos, dejaré de pensar, me dejaré arrastrar y olvidaré hasta mi nombre.

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