domingo, 24 de octubre de 2010

Maybe..

La noche es fría y en aparente calma. Noche, extraña de hecho, vacía.
Echo de menos tantas cosas.... la hojarasca dejó de amontonarse en un rincón, las calles de Barcelona y sus personajes parecen estar ahora tan lejos como si un siglo hubiese pasado. Echo de menos los libros llenos de mariposas para mi cajón, que sigue sin mostrar vida alguna.
Aunque por encima de toda desesperación, echo de menos algo más importante. Quizás el tiempo pasa más rápido de lo que yo siento, los días se hacen interminables y su peso se acumula en mi como el polvo de los años. Mis ojos inescrutables parecen haberme alejado de ti de alguna forma. Qué más me gustaría a mi que dejaran de rehuirte y respondieran a los estímulos de mi corazón, decirte que en un tiempo no tan lejano yo ya te amaba...
Que historia esa, curiosa quizás, dolorosa para mi. La amabas tanto. Te mentía tanto. Y yo siempre en la distancia. En silencio. Torturándome minuto a minuto por haberte amado y no haberla degollado a ella. No lo sabes. Pero no pasaría mucho tiempo de haberse roto en mil pedazos mi pobre corazón al conocer tal historia, cuando el tuyo cayó detrás como un meteorito. Ahí quedaron los dos, destrozados, el mio observándote desde el suelo y el tuyo cegado por un cristal opaco con su nombre.
Y ahora... Ahora las manecillas del reloj giran en otra dirección. Ahora volvimos a reencontrarnos, y sin hacer el más mínimo ruido mi corazón ha vuelto a la rutina, vuelve a amarte ¿sabes? aunque tú eso nunca lo supiste... ¡volví a enamorarme! de la misma persona pero de diferente forma. De lo más profundo de ti, de tus dudas, de tus desconsuelos, de tus incansables miradas, de tu ahora ausencia. Sabes.. eso es lo que más echo de menos ahora. Los días de esta maldita semana, que desembocan en ausencia de nuevo, te echo realmente de menos.
Aquella noche de sábado de hace siete días, tus ojos se deshojaban, los míos... te miraban cuando los tuyos descansaban... no lo sabes, pensaste demasiado rápido a mi parecer. Tu corazón está magullado, lo sé, créeme que lo sé, sé más de ti que tú mismo, no creas que no te conozco.
Decías de posibilidad, yo te digo simplemente que aquí estoy de nuevo, y que ojalá esta vez lo sepas ver.
O quizás... quizás realmente no sé de ti un carajo y solo soy una idiota escribiendo sandeces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario