jueves, 4 de agosto de 2011

Over the sea

Porque tiene la vida esa manía de dejarse arrastrar por las olas del mar,
de impregnarse del brillo de la sal y perfumarse con el olor de la brisa.
Mientras gaviotas y aeroplanos comparten el cielo alborotados
nosotros nos sentamos en la orilla a esparcir la arena con las manos.
Despistados, sonámbulos, viajando en el mismo barco
hacia ningún lugar, perdidos, abandonados y sin sueños.
Esperando algún atisbo de aire que poder respirar,
esperando lo que todos solemos esperar.
Pero la mañana se hace venidera súbitamente
y los sueños que perdimos de día nos esperan al atardecer.
Colmados de sal, de brillo y soledad,
asfixiados de espejismos y horas perdidas.

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