lunes, 18 de abril de 2011

Broken time


Hoy, y ayer, he vuelto a notar como se me erizaban los brazos, las piernas, advirtiendo una brisa fresca a la que daba por dormida. El calor, el sol y la pequeña alegría de una primavera impaciente ahora parecen un simple sueño, un oasis en medio del desierto, una ilusión óptica.
Nunca me había parado a pensar en la forma en la que nos afecta el clima, el tiempo. Nuestras vidas no son más que un hilo que pende de las manecillas del reloj, pero y ¿qué hay de las emociones? Las que están estrechamente ligadas al paso de los meses, a los cambios.
Es un tópico, es cierto. Pero ¿quién no ha sentido la nostalgia y la tristeza del gris del invierno y el otoño? ¿y la euforia y la sensación de levedad que regala el verano o la brillante primavera?
Vivir no es solo avanzar, es cambiar. Y es algo que está presente en algo tan simple como puedan ser las estaciones.
Curiosamente me asaltan las cuestiones cuando me hallo en la calle, sola. Pero el hilo de mis pensamientos se corta, bruscamente. El corazón desbocado. Casi no me da tiempo a pensar racionalmente cuando siento un nudo en la garganta, ¿porqué?
Y me acuerdo de Descartes, de que los sentidos nos engañan. No me cabe la menor duda, creo que nunca la he tenido. A veces vemos simplemente lo que queremos ver, pero ¿porqué yo creí ver algo que en realidad no quería ver? ¿es una prueba? Es eso, ¿no? nos ponemos a prueba, una y otra vez.
No, no era él, todo ese cúmulo de estúpidas sensaciones no era más que excesiva imaginación, por decirlo de alguna forma. Un segundo, es todo lo que me ha bastado para cambiar el rumbo de mis pensamientos.
Un segundo es lo que dura una mirada, una mirada incierta, insegura, errónea...
En un segundo me ha dado tiempo a morir. A caerme, a levantarme y a despertar. A escuchar el repiqueteo de las lágrimas cuando se escurren por dentro. A pelear, a comenzar una nueva batalla y a llegar maltrecha. Perdiendo la batalla. Sabiendo que cada vez estoy más cerca de una victoria que se resiente a cada momento y que ya solo depende del tiempo, de los segundos perdidos y de mi.

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