miércoles, 16 de febrero de 2011

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Esta mañana vuelve a amanecer de gris, el gris que caracteriza a los días de verdad.
Da la sensación de que son las siete de la mañana, pero el despertador y yo hemos tenido una pequeña escaramuza por esa sensación, al final mis pies han tocado el suelo a las diez.
En la cocina, costumbre. Todo está revuelto y teñida de ayer. Saco mi taza del armario, en realidad, no hace demasiado frío hoy, pero necesito algo caliente para terminar de despertar.
Mis ojos por fin se abren paso a la realidad, me observo un rato en el espejo, mi cara no dice precisamente buenos días, ojos agachados y negros. Un poco de agua. Mejor.
El microondas suena desenfrenado, algún día silenciaré a ese trasto. Es una tortura matutina.
Este chirriante dolor de cabeza se levanta conmigo sospechosamente estos días. Hoy, parece darme una pequeña tregua, será porque un día gris resulta más reconfortante que los molestos rayos del sol.
Gris. Aunque el sol ha acabado saliendo el ambiente seguía gris, pero un gris estabilidad, no un gris apagado, mi gris.
Sin embargo, la vacuidad de los días también pesa, Up once, down twice. Hoy es un up, porque me encanta perderme en el misterio, y en la ignorancia de los hechos que circundan al mundo.
Out. Me vuelvo a perder. Lejos. Ajena. Nostalgia. No he ido desde hace bastante tiempo, pero a veces me gusta recordar el tiempo que he pasado sentada en esa esquina, de rocas y su barandilla de hierro, hojarasca y otoño por doquier. Y la hierba, la humedad, las nubes. La tranquilidad, y los sueños. Soñar despierta como solía hacerlo, sola. Acompañada de mis nubes, de mis rincones y de mis pesadillas de papel.
Pero el día se acaba una vez más, la arena termina de caer, y vuelta a empezar. Me pregunto si mañana me volveré a despertar con esa pequeña curiosidad, desde otro lugar, dejar de preocuparme por si el día será uno más o uno menos, de si necesitaré una taza caliente para arrancarme a los brazos de la vigilia o si el dichoso microondas y la jaqueca harán de mi mañana otra tortura matutina.
O... si volveré pronto a esos lugares que para mi eran la verdadera vía de escape al vacío mundanal.

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