Remoto

¿Alguna vez has sentido que nada es cómo te gustaría que fuese?

Alguna vez, sí, más de una ciertamente. Y aquí me encuentro, ahondándome en la incertidumbre. Siempre deseamos el autoritarismo sobre todo y todos, elegir por los amigos, la familia, el corazón. Y no nos damos cuenta que estamos perdiendo el tiempo inútilmente. Las reglas de la vida están marcadas y por mucho que nos pese no todo está en poder de nuestras manos, despierten.

A mi también me gustaría cambiar diferentes aspectos generales y manejarlos a mi antojo, hacer lo que me pareciese más correcto o perfecto para mí, pero ¿en qué momento mi libertad coharta la libertad de otro?, y es que, tenemos esa maldita costumbre de mirar por el interés, la codicia, la avaricia, la avidez, nos ciega, de tal manera, que ya ni sabemos a quién tenemos al lado, cómo, para qué y porqué.

En fin, ya estaba previsto el egoísmo y demás descalificativos en la condición humana. Siempre se nos ha inculcado que amemos a los demás y valoremos la vida, o eso creo, pero eso siempre se queda en el interés, la lástima es que todos nos encontramos en el mismo punto y ésto no tiene pinta de cambiar el rumbo. Y aclaro, no toda la raza humana es igual de insensata.

Eso nos pasa por no haber aprendido -en la larga historia de la humanidad- a respetar y a cuidar nada de lo que se nos concede. El arrepentimiento llega cuando ya no hay nada que hacer.

Yo mientras tanto continuaré pensando en que algún día -si es que alguien sigue aquí- nada de lo que conocemos hasta hoy, pasará a ser lo más hermoso y maravilloso en la historia del universo, o por lo menos mantengo la esperanza de que así sea, no por mí, si no por todos aquellos que vendrán condicionados por nuestros errores.