Redondo y ya sobresaliente,
de todos colores,
inadvertido curiosamente,
ajeno a mi propiamente.
También tiene miedo
y sueña con volar,
pero que va a importar
si es tan cálido y ligero.
Surca intemible blancor
por las claras y esponjosas,
se alza sin algún temor,
hoy todo huele a rosas.
Lo pierdo al mirar,
con estupor lloro,
eso tengo por volar
y soñar con algún tesoro.
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