sábado, 22 de octubre de 2011

There aren't stars


Nadie te echará de menos cuando no aparezcas.

Eran horas de frío. El vaho en los cristales. Y el viento recorriendo los callejones, las noches comiéndose los días.

Esa noche salimos a ver las estrellas. El cielo se cernía sobre nosotros a la par que el frío nos hacía más cálidos. El silencio lo inundaba todo. Tu sonrisa era única de las pocas luces que se podían discernir aquella noche. Y yo la vislumbraba.
La intensidad de los instantes no se puede medir. Algo tan grande que al final se reduce a la plenitud. Instantes. Llenos de magia.
Pero la magia es para las películas. Los instantes y la plenitud son ilusiones que pronto desaparecen.
Yo ví las estrellas, miles de ellas agolpándose en mis ojos. Ojos llenos de estrellas.
Creo que las ví sola. Tú estabas conmigo. Tú veías estrellas. No eran mis estrellas. No era el mismo lugar. Puedo ver como en aquel momento no supe distinguir la realidad de la confusión. Te fuiste casi sin darme cuenta. Mientras yo me llenaba de estrellas.
Se rompió tan rápido que no me dio tiempo a echarte de menos.
Y como siempre las estrellas y el cielo se rompieron conmigo.
Ya no veo las estrellas. Es difícil distingirlas cuando tampoco puedes ver el cielo.
Ellas no te echan de menos.
No me atrevo a echarte de menos.

jueves, 6 de octubre de 2011

Fate


¡¡Te odio!!
Y te odiaría mil veces durante mil años más si fuese capaz de soportarlo.
No hay peor castigo que guardar aquello que podría acabar con el mundo entero.
Por su extensión y su intensidad.
Por no poder dejarlo salir.
Del mundo de las mentiras.
¡Por no saber que decir!
Y me ahogo en mis pupilas si no sé como hablar.
Se hunden mis naves una vez más.
Y así todos los días de nuestra existencia.
Existencia que por lo general, y a veces, sobra.
Y si no me queda más remedio seguiré soltando improperios allí donde pueda devastar la tierra que algún día hiciste crecer.
Y seguiré. Ya lo creo que seguiré.
Y tú.
Ya no existirás más. Morirás en el intento. Porque ya no hay vuelta atrás.
Porque dentro mi, no dejan de morir cosas.

martes, 4 de octubre de 2011

The end of the sun

Se caen puentes, se derriban azoteas y los sueños vuelven a morir.
La lluvia, el viento, el frío, la tormenta y los segundos ahogándose en el cielo gris.
Todos se van, las calles desiertas, el sol que ya no existe aquí.
Y se desvanecen las horas inertes, los castillos de viento y las palabras vacías.
Que se acabe el mundo ahora si no es este el comienzo del fin,
la peregrinación de los instantes. Cada vez nos hacemos más pequeños.
El fin.
El sol que se hizo luna y no vio más nunca amanecer.
Las noches de luna llena, de soledad y de frío desgarrador.
El tiempo hecho arena y tus pupilas espuma de mar.
Y el mar. Hecho cielo de agua.
El horizonte hecho infinidad de líneas.
El fin.
Mi fin.