martes, 25 de enero de 2011

"With A Little Help From My Friends"

http://www.youtube.com/watch?v=jBDF04fQKtQ
Uff ¡pero que frío! Un frío estremecedor. Y como no, acompaña la imagen del cielo gris, la gente con la nariz roja, la ropa hasta la cabeza...¡ah! y los estudiantes agolpándose en las aulas de estudio...
No sé en que día de la semana estaba cuando andaba cerca de la Plaza de Santo Domingo, en mi habitual camino de vuelta al piso. La verdad sino fuera por los calendarios a veces ni sabría que mes es. Bueno, enero en especial si, porque es un mes... de los que mejor ni acordarse, pero no voy a atormentaros por un tiempo con mi melancolía, es inútil que me siga regodeando en lo mismo una y otra vez.
Como iba diciendo caminaba por plena Murcia, y siempre que paso por esa zona me invade una sensación extraña, parece nostalgia, pero no sé de que. La ciudad a veces me parece sumamente fría, tanto si hay gente como si no. Será por eso.
Por cierto, estoy empezando a cansarme de ésto, tengo ganas de reírme y no sé porque, así de repente, como cuando estás en clase y al saber que no puedes reírte menos eres capaz de reprimirte. O cuando estás en la sala de estudio y sin saber porque tu compañera te mira y empezáis a temer por vuestra vida, porque los demás os acuchillan con la mirada... ¿No Fu?
Pero decía que estaba empezando a cansarme porque hace aproximadamente una hora tenía unas ganas irrefrenables de llorar, que por desgracia no es como la risa, espontánea y sin motivo.
No me quejo, ese rato extraño ha pasado y ahora pues aquí estoy, sola y preguntándome porque tengo ganas de reír. Creo que eso de tener las emociones en una montaña rusa es algo bastante común, ¿No Die? Hoy me está pasando a mí, y me pregunto también cuanto durará, no soy muy lineal pero suelo mantenerme en un estado más o menos apacible, a veces.
Oye, ¿y porque pensamos tanto? ¡Qué cerebro más activo tenemos! ¿Verdad? Aunque sea para mal trabaja, y trabaja duro, no sé como se pueden sacar tantas conclusión irracionales de los problemas, pero somos así, y no se puede evitar, ¿No Pe?
Pero claro por otra parte dejarse hundir suena bastante cómodo, hay que darle la vuelta al asunto de vez en cuando, y dejar de pensar tanto. Pasar página y mirar atrás con una sonrisa. ¿No J?
Pero sobretodo, hay que intentar pensar en aquellos que nos rodean, que a menudo creemos que estamos solos pero no es así. Y lo he conseguido, porque cuando recapitulo esos pasajes de mi vida, me vienen vuestros nombres, y muchos otros. Y te das cuenta de que es verdad lo que dicen, siempre se puede estar peor, siempre hay quien está a tu lado.
Por desgracia nos solemos dar cuenta de ello cuando pasan cosas desagradables. Pero bueno, eso es lo importante, que sabes que los tienes ahí, para cuando estás mal, levantarte.
Caerte y levantarte una y otra vez, de eso se trata vivir. ¿No? =)

lunes, 24 de enero de 2011

Obstacle 1


Interpol, hacía tiempo que no sonaba esa canción, la echaba de menos la verdad.
"We can cap the old times make playing only logical harm
we can top the old lines clay-making that nothing else will change."
Podemos jugar, hacer como si las cosas nunca fuesen a cambiar... y hacernos daño.
Eso dice, y así es. Obstáculos, 'Obstacle 1'.
El primer obstáculo sin duda es la vida, tal cual.
Los sentimientos, el corazón y bla, bla... Ah no, que la vida es dura, que complicado es todo. Cuantos problemas, que difícil es vivir... Es curioso, pero me hacen gracia comentarios de ese calibre. Sí, me hacen mucha gracia. Me irrita. Nada es complicado, ni difícil. Nada es nada hasta que para nosotros es algo.
Hasta que alguien piensa, todos pensamos y empezamos a trazar ideas, y nos llueven las dudas, el mundo se nos cae encima. Y la culpa es del mundo, que es muy duro, que no puedo más.
Soy un obstáculo, como todos, todos somos obstáculos. Obstáculos para los demás pero sobretodo para nosotros mismos, y como siempre egoístas. ¿Por qué reconocer que el/la único/a complicado/a eres tú?
Y tomar el camino fácil, abandonar, rendirse, no arriesgar.
Claro que la vida es dura, difícil y pesada, si no eres capaz de vivir, porque vivir implica arriesgar, apostar por lo que esa vocecilla interior te dicta. Sí, esa estúpida conciencia que viene del corazón al que nunca hacemos caso.
En fin, es más fácil ser egoísta, y no elegir, sino escapar. Es más fácil no ver, la verdad.
Y yo... yo siempre quiero luchar, y pasearme por el borde, intentar arrepentirme siempre de aquello que no haga, no de lo que hecho está. Intento tropezar con cuidado, o quiero intentarlo, porque no siempre miro por donde camino, porque sé que me voy a caer, pero yo a veces también prefiero no mirar, y esperar... a ver que pasa.
Intentaré intentar vivir, fuerte, y dejar de ser algún día un poco menos frágil. Porque el cristal es duro, pero no siempre que se cae sobrevive. Y cuando se rompe en pedazos, es difícil volver a unir las partes, que se puede. Pero lo peor... es cuando se ha roto muchas veces y cada vez es más y más complicado dejarlo parecido a como un día fue.

jueves, 20 de enero de 2011

Falling


Ella era como la de esa película. De esas que son tan taquilleras que al final todo el mundo aborrece.
Se encoge, en el sofá, se aprieta fuerte entre sus propios brazos, como si sintiera que al dejar de hacer fuerzas se fuese a descomponer allí mismo.
Ese estúpido agujero negro de su pecho no la deja vivir.
-Necesito moverme, tengo que hacer algo sino quiero estrangularme a mi misma intentando hacer presión en esta herida.
Por cierto era un día bastante feo, las nubes habían empezado a agolparse en el cielo, el frío comenzaba a colarse entre las rendijas de las ventanas, y no había nadie, la cocina, estaba más gris de lo que ya es.
Abre el grifo.
-Menudo montón de platos, ¿cuantos días llevo perdiendo la noción del tiempo?
A saber, aparte del grifo había más agua que caía al fregador, sus lágrimas se confundían con el gorgoteo de las gotas en los platos. Y por si no estaba lloviendo a fuera, dentro lo hacía de forma estrepitosa, y el nivel del agua seguía creciendo. Pero en ese momento no había nadie que le tirase un chaleco salvavidas, ni que un bote se hallase en medio de la tormenta.
No había esperanzas de sobrevivir a ese terrible dolor, en el pecho. Un algo inexplicable, una sensación de vacío incalculable, de poder devastador, con la fuerza de un huracán, parecía que iba a tragarse todo aquello que quedaba en ella.
Recuerdo que esa escena me llegó, él se había ido, y le había abierto un enorme hoyo que la había dejado tirada, en el suelo, sin poder moverse, rodeada de la hojarasca propia del bosque y esperando a que se hiciera la noche. Con la mente en un solo objetivo, ya no había tiempo a su alrededor, y aunque se hizo la noche en ese abismal estado, llegó la mañana y todos fueron en su rescate, si es que había algo que rescatar.
Porque se la llevaron en volandas, y su cuerpo era frágil, pesaba menos que todas las hojas que le habían servido de humilde lecho.
Ella respiraba, su corazón palpitaba, pero sus ojos parecían petrificados, y su cuerpo de retorcía de dolor. Era inexplicable para el resto que es lo que podía haberle pasado. Pero ella lo sabía, sabía que él ya no estaba y que no lo volvería a ver, y que los demás nunca podrían sentir lo que ella.
Después de esos terribles días, de las pesadillas por las noches, y de la intensiva deshidratación de sus párpados se encontraba en ese sofá, ya era capaz de pensar y de volver a la odiosa realidad, terminó de fregar los platos y esperó delante de la tele un rato más antes de hacer la cena, Charlie estaba a punto de llegar y sabía lo que le dolía a su padre tener que tratarla como si estuviese moribunda.

martes, 11 de enero de 2011

Happiness really exists


Señor del Color Púrpura, sé que esperabas esta entrada como agua de mayo... ahí la tienes.

Siempre ando haciéndome preguntas que la verdad casi nunca tienen más respuesta que su abstracción. Pero me hallo sorprendida porque hice un pequeño descubrimiento.
No es que pueda explicar con palabras que es la felicidad, o el amor, pero si que dan mucho que decir. Porque van de la mano, sin una de las dos no habría nada, gris, el pesimismo.
¡Pero ya no está! Y me pregunto quién se lo llevo, porque puedo decir que es sentirse bien, sentir fuerte. Es muchas cosas...
Es pasarse las horas muertas simplemente pensando, divagando por mundos que solo tú conoces.
Es reírte sin motivo alguno, sentirte estúpida pero feliz, radiante. Sentir las miradas de enajenación del resto del mundo, y sentir que no pesan, que no hay nadie más.
Despertarse por la mañana, ver que no hay sol, pero que hay luz, mucha luz.
Sorprenderte escribiendo en la libreta cursiladas de quinceañera, ignorando por completo a esa aburrida profesora que sabes que te va suspender tanto si la escuchas como si no.
Estar a cuatro días del mayor estrés y agobio estudiantil jamás conocido y flotar entre las nubes, entre las nubes de tu cabeza, sin temor a toparte con hojas de papel, ¡montones de hojas de papel!
Sentirse pequeña, adolescente, idiota, mirando a algún lugar de la pared desconocido para los demás con cara de auténtica idiota.
Y sentir miedo, miedo de que sea frágil, de que en cualquier momento la cuerda se rompa, miedo a estar soñando, a confundir la realidad.
Pero sobretodo ser infinita y absurdamente feliz, estar al lado de ese alguien, simplemente, mirando al horizonte, disfrutando a cada instante de su presencia, de los minutos que te regala la vida y agradeciendo siempre hasta la más mínima milésima de segundo.
Sonreír cuando está, soñar cuando no está. Abrazar al destino, sentirse pletórica, aferrarse a la vida como nunca antes.
Decir estupideces hasta decir basta, sentirse grande, tanto como nunca lo has sido, por fin, sentirse bien...

sábado, 1 de enero de 2011

Pain

Odio el pretérito imperfecto, ese tiempo pasado que utilizamos para muchas cosas pero yo lo odio por una en particular...

Somos frágiles, muy frágiles, más que el cristal, no somos realmente conscientes de que nuestras miserables vidas penden de un hilo y de que ni siquiera nosotros tenemos el control sobre ello.
Más frágiles que las pompas de jabón.
Es incomprensible de todas las formas posibles, como nos sentimos en la cima del mundo, dueños y señores de todo aquello que se nos antoja, con derechos que solo nosotros mismos nos atribuimos, y lo que realmente no sabemos es que no somos más que escoria.
Pero la escoria también tiene su lado bueno, y ese lado bueno son algunas personas, y no todas. Personas que forman parte de nuestras vidas, que están ahí y sin que te des cuenta, te ayudan a ser un poco más feliz, a ser menos humano.
Impotencia, una impotencia que me desgarra el corazón la que siento ahora, y asco, también siento asco, porque gracias a esa escoria de la que hablo, el lado bueno ha vuelto a perder, ha perecer...

Inevitablemente tengo que confesar que vuelvo a la tristeza, y que tenía puestas mis esperanzas en que éste fuese un año diferente, un año mejor. Pero la felicidad se ha vuelto a ver truncada, y necesito vaciar un mínimo del enorme dolor que me invade desde esta madrugada cuando llegaba a casa.
Y además de sollozar, por un pequeño instante eres consciente de la suerte que has corrido, de que a ti no te tocaba estar ahí hoy pero mañana si, aunque ya no es la misma situación, lo que ocurrió en ese instante no te tocó a ti, y lloras a rabiar, pero das las gracias por estar aquí.
Por eso odio el pretérito imperfecto: él se llamaba, el vivía, él era..., esa función es la que detesto, la que utilizamos para describir acciones que ya no se llevan a cabo.
No me siento capaz de seguir.

Solo una cosa, más: Esta entrada va dedicada en memoria de esas personas que han visto empezar el 2011 y que esta madrugada les ha impedido verlo terminar. Además, a los que se supone que si lo haremos pero en recuerdo de ellos.