Ojalá entendiese más y me preguntase menos.
Aquello, aquellas cosas, que es lo más sencillo, me parece un mundo abstracto en el que mis manos se desdibujan a cada intento de penetrarlo.
Ojalá el plato de lentejas estuviera más vacío y mi mente más llena. Que el peso de cada cucharada fuese directo a los kilos que le faltan a mi materia gris y no a los puntos ciegos de mis debilidades.
A veces ajena, a veces enajenada, a veces.
Y la música lejana y el humo del cigarro y las calles infinitas.
Me retroalimento de elementos de los que se enamoran mis pupilas pero cuya imagen no se transfiere a la razón.
Ver, amar, y no entender nada.
Querer serlo todo y no ser nada. Hablar y expulsar silencio, mientras que el espejo dice "no te veo"
El espejo que dice "veo hasta lo que tú no ves"
El espejo de las sábanas dice que en la nocturnidad y la nada de los sueños está el 'YO' que la luz del día no te revelaría jamás.